A
los que dicen que luchan por ti
y
te dan la espalda
sabiendo
que yo soy el único
que
daría la vida por tu mirada.
A
los fantoches, a los que de mí se rieron,
rían
ahora cabrones analfabetos,
vosotros
llenos de ira y de rencor,
vosotros
que tratáis de hinchar la paciencia de los de al lado.
Vosotros
que no tenéis neuronas
y
miráis siempre por encima del hombro
teniendo
el vuestro a la altura de mi zapato.
A
vosotros, a vuestra chulería injustificada,
de
nada se puede chulear si de nada
puede
uno estar orgulloso.
El
tiempo es sabio y dicta sentencia,
por
eso ahora esbozo carcajadas,
por
eso a ustedes les levanto mi corazón.
No
es el del pecho sino el de mis dos manos.